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En el gran Buenos Aires, existe un barrio popular conocido como La Paternal. Dicho barrio es la sede de los bichos colorados, apodo con el que se conoce al club de Fútbol Argentinos Junior y desde donde surgieron dos de los futbolistas más dotados que ha dado conocido el planeta fútbol. Uno de ellos fue el más grande futbolista argentino de todos los tiempos, al otro se le consideró su sucesor, e incluso se llegó a decir que era mejor que el mítico Diego.
Ese otro lleva por nombre Claudio Borghi, y se le conoce simplemente como «El Bichi». Por extrañas circunstancias, la carrera del sucesor de Maradona no logró despegar a las alturas que amenazaba cuando se coronaba campeón de la Copa Libertadores de América el año 85. Después de jugar (y perder por penales) la final de la extinta Copa Intercontinental, donde deslumbró por su juego, fue transferido en una cifra millonaria al Milán de Italia, donde no pudo consolidarse y comenzó un largo periplo por clubes europeos y sudamericanos, recalando finalmente en Colo Colo el año 1992.
Los hinchas colocolinos lo recuerdan como un buen jugador, que se entendió a la perfección con el pájaro Rubio y que levantaría la copa de ese año, la segunda en el histórico Tricampeonato logrado entre el 91 y el 93.
Sin embargo el romance con la hinchada del Popular no se forjaría en aquella campaña, sino tendrían que pasar 14 años para que el Bichi volviera a los pastos del Monumental, pero esta vez con el buzo de entrenador, al mando del primer equipo. Precedido de buenas campañas en el fútbol universitario y el Audax Italiano, arriba a la tienda alba con la esperanza de devolver la gloria de un equipo que había dado su última vuelta olímpica cuatro años antes, en medio de un crisis institucional que llevó al club a la quiebra.
Su primer desafío fue por la primera fase de Copa Libertadores, enfrentando al «rebaño sagrado» de Chivas de Guadalajara en partidos ida y vuelta en los cuales quedó eliminado con dos sendas goleadas, pero mostrando un juego ofensivo que encarnaba el espíritu que ha forjado la leyenda colocolina. Ambos partidos sirvieron para demostrar que con un juego de ataque era preciso diseñar un medio campo equilibrado, por que arriba «chupete» (llegado desde Audax junto con Borghi) tenía la capacidad de resolver las situaciones de gol que el equipo se generaba.
La elección de Rodrigo «Kalule» Melendez para reforzar el medio campo defensivo del Cacique, haciendo una dupla que marcaría época con Arturo Sanhueza, el Bichi supo conducir a un equipo que iba al frente, buscaba insistentemente el arco contrario. Uno de los sellos de su estadía en el club más grande de Chile, fue conducir una generación dotada, surgida de la incombustible cantera alba. Nombres como Matías Fernandez, Arturo Vidal, Claudio Bravo, Jorge Valdivia y tantos otros que hoy son los pilares de la Selección Campeona de América, sustentaron formidables campañas con la camiseta del Indio.
Cuatro fueron los campeonatos consecutivos conseguidos por el Bichi al mando de Colo Colo, con un equipo que siempre supo rearmarse para seguir peleando, pese al constante éxodo de figuras al exterior.
La gran pena de su exitoso periplo por Macúl la constituye la final de la Copa Sudamericana perdida ante el Pachuca mexicano en aquella fatídica noche del 2006 en Ñuñoa. Los entendidos señalan que aquella final se perdió precisamente por que el Técnico no sabía jugar de otra forma, sino atacando. A pesar de ir ganando 1-0, Colo Colo siguió atacando, encajando dos goles de contragolpe y perdiendo la final de la segunda copa en importancia en el continente (la única que falta en las vitrinas del Monumental). Aquella mancha no logra empañar las grandes campañas al mando del equipo albo, que tienen hasta el día de hoy a Colo Colo como el único club chileno en conseguir un Tetracampeonato. Un tetra marcado por la impronta del sucesor del «10» venido desde La Paternal.
Claudio Daniel Borghi Bidos, el Bichi. Un ídolo que yo ví.
