EXPERIENCIA MONUMENTAL | Colo Colo – Universidad de Chile 1995: La tarde del Calamar de Pedrero

El año 95 Colo-Colo remecía el mercado de fichajes. Los rumores de la contratación de un seleccionado argentino se materializaban y al Monumental llegaba uno de los mejores jugadores extranjeros que haya pisado pastos nacionales. Marcelo Fabián Espina se calzaba la 8 del Popular y marcaría todo una época en el cuadro de Macul. La idolatría eso sí comenzaría a gestarse la tarde del 15 de mayo de 1995. Colo-Colo recibía a su archirrival y el Cabezón jugaría un partidazo. Esta es la historia.

Universidad de Chile llegaba a Pedrero con renovadas energías tras la obtención del campeonato del año anterior, luego de 25 años de espera y un paso por la segunda división del fútbol profesional. Colo-Colo por su parte buscaba resarcirse de un discreto torneo 94 y para ello había realizado una importante inversión en el plantel. El objetivo era recuperar la corona perdida en manos del archirrival el año anterior. Era la génesis de un equipo que marcaría una época a contar del año siguiente.

El 15 de mayo se jugaba uno de los partidos con más morbo de ese año. El Cacique recibía en un atestado estadio Monumental al campeón vigente que buscaba ganar en un reducto en el que por historia le cuesta demasiado (y van 16 años). Los albos saltaban a la cancha David Arellano con Marcelo Ramirez en el arco. Gabriel Mendoza, Pedro Reyes, Miguel Ramirez y Francisco «Murci» Rojas en defensa; Freddy Ferragut, Marcelo Espina, Fabian Estay y Marcelo «el Toby» Vega en mediocampo; Fernando Vergara y Hugo Rubio en ataque.

Desde el primer minuto del juego los blancos, que ese año inauguraban una larga alianza con Nike y una desafortunada camiseta de mangas negras muy antiesteticas, mostraban las ganas de pasar por arriba de los azules y demostrar que en casa mandaba el Cacique.

Ese año Colo-Colo no obtendría el campeonato, y los azules obtendrían su segundo bi-campeonato. Sin embargo, el partido de la quincena de mayo sería una de las mejores demostraciones de fútbol de Colo-Colo durante ese año. Con un mediocampo tremendo, donde Ferragut ponía la marca y la pierna fuerte y el trío que formaban Espina, Vega y Estay dominaba a placer el juego. Arriba un empeñoso Fernando Vergara y un habilidoso Hugo Eduardo Rubio tenían de cabeza a la defensa azul. Traverso y Abarca no tenían cómo frenar a los delanteros bien alimentados desde el mediocampo albo.

En tan solo un cuarto de hora Colo-Colo comenzaba a imponer esa supremacía histórica que ha mantenido sobre el equipo del Chuncho. El Cabezón entraba a la cancha iluminado. Ya a los 10 minutos un potente remate remecía el palo derecho de Sergio Vargas. Tan solo 15 minutos después el mismo Espina ponía el primero y lo gritaba con todo. Tras una tremenda corrida del Pájaro Rubio por la banda derecha, el centro lo conectaba en el centro del área el 8 colocolino, batiendo al arquero azul y desatando la locura de los 45 mil asistentes al estadio.

colo colo 3 u 0 1995
Marcelo Fabian Espina celebrando el 1-0 aquella tarde. Foto gentileza 24 horas.

No pasaría mucho más en el campo del Monumental. Colo-Colo dominaba las acciones y la U no era capaz de demostrar el juego que suponía debía mostrar un cuadro campeón. El partido era para Espina y nadie podía discutirlo. El mismo mediocampista se encargo de dejarlo claro a los 15 del segundo tiempo. Tras recibir en tres cuartos de cancha y avanzar un par de metros hasta el vértice del área rival hace un breve movimiento de cintura que deja fuera de la jugada al Chueco Ponce y la pelota se clava en el ángulo superior derecho del arco norte del Campeonódromo.

La celebración fue una locura. El Cabezón salió corriendo a la banca a abrazarse con el técnico. Cuatro minutos después Fernando Vergara se encargaría de cerrar la goleada, pero la tarde tenía un solo protagonista.

Un 15 de mayo Marcelo Fabián Espina debutaba en el partido más importante del fútbol chileno. Esa misma tarde, el argentino nacido en el Huracán argentino convertía dos goles de gran factura. Pero lo más importante, una tarde mayo del año 95 Marcelo Fabián Espina Barrano se metía para siempre en el corazón de la hinchada del equipo más grande y popular de Chile.