Amo este club, soy hincha hasta la muerte
Mi viejo nunca se ha hecho responsable de que él me hizo ser hincha de Colo-Colo. Cuando uno es pequeño aprende por imitación y claro, para mí, mi viejo era motivo de orgullo y digno de imitar. Lo cierto es que él ahora es hincha de O’Higgins de Rancagua, pues dice que es el legado que le dejó mi abuelo, quién jugara por los Rancagüinos y fuera apodado el “Muñeco”.
Recuerdo que siempre vi una cadena que tenía mi papá con la insignia del indio. Ahí empezó todo. Me familiaricé tanto, que hoy sufro, grito, estallo y me alegro por mi equipo. Colo-Colo es mi pasión, es un motivo para jactarse y a veces no tanto. No suelo sacar a colación la Copa Libertadores del 91’, simplemente porque mis viejos ni pensaban en tenerme.
Me uní a este club en la era de Claudio Borghi, pero no crean que por lo títulos, sino porque mi abuela tenía un restaurant donde transmitían todos los partidos del “Cacique”. Coincidencia o no, se llenaba para la Copa Sudamericana y ahí gritaba: “Atención Colocolinos de corazón…”. El resto ya lo saben.
Después de toda esa época, vinieron los malos resultados con diversos técnicos como Américo Ruben Gallego, Gualberto Jara, Omar Labruna y el gran Diego Cagna, por nombrar algunos. En ese periodo te tocaba aguantar las bromas y defender a tu equipo, pues debes estar en las buenas y en las malas.
Luego con Héctor Tapia todo cambió. Cambió la actitud, jugadores, directiva, táctica de juego y lo que es mejor, se reencantaron los hinchas. El equipo salió campeón y pudo bajar una nueva estrella, la “31”. La última habia sido con Hugo Tocalli.
Hoy vivimos un nuevo proceso. La dinámica cambió un poco pero el equipo se mantiene. Siento orgullo por la camiseta alba. Me gusta ir al estadio (cuando puedo). Siento las derrotas tan hondo que me frusto. Del “Albo” depende si mi fin de semana es alegre o no. Del campeón depende si la marraqueta del día lunes es sabrosa.
Estamos tan cerca de ser campeones, tan cerca. Pero no hay nada ganado. Sin embargo, no soy de este equipo por lo títulos o porque tiene un grandioso estadio. Soy de Colo-Colo porque lo amo, porque sufro y me alegro, porque el escudo del Indio me une con el pasado y las raíces de mi país, porque lloro si el equipo anda mal y porque me alegro si está bien.
Si perdemos este campeonato no dejaré nicagando está pasión. Si vienen 10 años de sequía ahí estaré, si perdemos con la U 5-0, nuevamente me las aguantaré. ¿Por qué? Porque este club me apasiona y me llena. Es una sensación interna que se mueve como cuando te enamoras. Esa angustia de estar los últimos minutos ganando 2-1 con el equipo rival apunto de empatar. Esa sensación que es gritar: “gol del Colo conche….” es única y sentirla es aún mejor. Escuchar el “gol” sincronizado en el Estadio Monumental es sublime.
Por esto doy gracias a mi viejo, que me guió inconscientemente hacia el equipo que hoy me tiene con los nervios de punta, con el equipo que en plena calle me hace gritar gol con una fuerza tremenda mientras la gente se pregunta qué onda este tipo. Gracias viejo por hacerme amar el fútbol siendo hincha de Colo-Colo, gracias.
Ya lo dijo Eduardo Galeano: “En su vida, un hombre puede cambiar de mujer, de partido político o de religión, pero no puede cambiar de equipo de fútbol”
Foto: Emol.cl