El Fuego del Campeón II
Los Potrillos
El Campeonato de Clausura 2015 tiene dueño ya. Nos hemos quedado de nuevo con las manos vacías, esperando la estrella 31 que al parecer no tiene ganas de bajar.
Por Daniela Huerta.
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Jugamos nuestro penúltimo partido ante Cobreloa, un equipo que ha tenido un torneo para el olvido, pero que siempre ha sido capaz de complicarnos. En la cancha vivimos el hattrick de Flores (premio a su esfuerzo, pero principalmente a su trabajo silencioso) y los 100 goles de Paredes. Ganamos. Nos alegramos. Aunque hayamos perdido las chances de ser campeones 24 horas después. Colo-Colo, cuando gana, siempre es feliz.
Pero ese día, en esa cancha del norte, sucedió algo que no pasaba hace tiempo. Los titulares, por diversas razones, dejaron varios espacios abiertos y entraron a jugar los potrillos. Carvallo, Contreras, Zúñiga, Pavez… hay otros más que han hecho banca y que no habian tenido chances en sus puestos hasta ahora.
Quedé sorprendida de una sola cosa referente a estos potrillos: el amor a la camiseta. Son todos muy jóvenes, pero saben que los están mirando y que cada minuto acumulado en la cancha es relevante. La única forma en la que estos chicos van a poder aprender y ser criados para ser jugadores de calidad es dándoles el espacio en la cancha para foguearse. Inculcarles el trabajo y la disciplina por sobre cualquier cosa. Para eso se requiere un cuerpo técnico y una institución que tenga como impronta algo que en Colo-Colo extraño hace ya varios años: el valor de la cantera. El valor de educar.
Colo-Colo es tan grande y tan transversal en nuestro territorio que debería ser cuna de talento. Y hoy no lo es. Por el bien de los potrillos, ojalá el club que hoy los acoge se haga cargo de educarlos.
