PASIÓN ALBA | El equipo que retrasó el Golpe

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Por Francesco Bozo Z.

Corre el año 1973 y el país se encuentra sumergido en una profunda división, resultante de la política de los “tres tercios” que había marcado al país desde mediados del siglo XX. Una derecha que se preparaba para abalanzarse hacia el cuello de Allende, con una izquierda sumando las pequeñas reservas de energía y apoyo que le quedaba para defender a su presidente.

En medio de esto estaba Colo-Colo, que gracias a la increíble campaña durante la Libertadores de ese año fue el que le trajo algo de alegría a un pueblo quebrado, siendo el único elemento de unidad popular. Sea cual sea el equipo que uno apoyara en ese entonces, la crisis en que se veía sumergido el país se contrastaba con la inédita campaña de un equipo nacional en el campeonato más importante del continente. Sus actuaciones unían a este pueblo quebrantado políticamente.

Luego de presentarse por cuarta vez a las elecciones presidenciales, Salvador Allende gana las elección de 1970 con un 36,37%. Esto convertiría a Allende en el primer presidente de América en llegar democráticamente al poder siendo de un partido socialista. La economía dejó de crecer, se generó un creciente déficit público de gran magnitud. Debido a esto que para el año 1973 la inflación del país llegaría al 606%. Esta crisis se agudizaba cada vez más, la población estaba dividida y empobrecida, todo llevaba a un golpe de Estado inminente… hasta que llegó Colo-Colo.

Luis Álamos asumiría Colo-Colo (antes había dirigido al famoso “ballet azul” y la selección chilena en el mundial del 66´) luego de que la dirigencia alba pusiera sus ojos en el entonces entrenador del modesto Lota Schwager. Álamos tuvo suerte (sumado de los jugadores que él mismo trajo) de encontrarse con un plantel lleno de lo que sería lo mejor de la historia del fútbol chileno como Carlos Caszely y el “Pato” Yáñez, entre muchos otros.

Colo-Colo fue uno de los dos equipos chilenos junto a Unión Española que competirían en la Copa Libertadores de 1973. El 1 de marzo de 1973, Colo-Colo debutaba en el certamen continental ante Unión Española. El resultado fue 5-0 y el origen de una expresión, que con el correr de los partidos se haría habitual.
Colo-Colo fue haciendo historia al correr el campeonato. Venció con un marcador de 2-1 en tierras brasileñas a Botafogo, siendo el primer equipo en la historia del fútbol chileno en lograr ganar en Brazil. Esta fue la primera alegría que le trajo Colo-Colo a nuestro pueblo.

Luego de lograr aquella hazaña, los albos perdieron duramente contra Cerro Porteño en Asunción por 5 goles a 1. No se veía posibilidad de dar vuelta el marcador y el pueblo chileno volvió a ver todo negro. Pero este equipo estaba para más y en el partido de vuelta en Santiago dieron vuelta el marcador con un contundente 4 a 0. El fervor comenzaba a resurgir nuevamente hasta explotar cuando en la vuelta contra Botafogo con un gol en la agonía del “Pollo” Véliz que puso el 3 a 3 definitivo que dio paso a la primera final de un equipo chileno en la competencia más importante de América.

​En la final, el equipo Albo se enfrentaría con el actual campeón de la competencia, Independiente de Avellaneda el 22 de mayo. El partido de ida se jugó en Buenos Aires. Luego de estar en ventaja por 1 a 0, el árbitro uruguayo Milton Lorenzo se “lució” no solo al expulsar a un jugador colocolino (en una acción que no ameritaba siquiera para amarilla), perdonarle la roja a uno de Independiente y también validar un gol en evidente posición de adelanto para poner el partido 1-1.

Toda la atención estaba en la vuelta en Santiago, donde podría conseguirse la primera corona internacional que ganara un equipo chileno. Este podría ser el momento que todos los chilenos necesitaban para salir del hoyo en que vivía la sociedad de aquel entonces.

En Santiago la cosa no mejoró y los chilenos se les “escapó” la victoria, donde el marcador quedaría en cero. Pero ocurrió la desgracia en su máximo esplendor, al «Chino» le anularon un tanto por una supuesta posición de adelanto. Se alejaba el título a los albos, pero la esperanza sigue y crece… era el todo o nada.

En el tercer partido (acontecimiento único en la copa) que se jugó el 6 de junio, Colo-Colo perdería 2-1, esfumando la opción de campeonar… un nuevo golpe para el pueblo chileno. Aproximadamente un mes después se produciría el golpe de Estado liderado por Augusto Pinochet. Desde ese entonces existe el mito de que este equipo atrasó el golpe. Si Colo-Colo ganaba la Copa después venía la Intercontinental, y a lo mejor lo hubiera retrasado un poco más, pero no son más que teorías.

Golpe o no, fue este equipo el que logró unir a un pueblo durante uno de los periodos más convulsionados de la historia de nuestro país. «El fútbol que transmitió ese Colo-Colo de Luis Álamos, la identificación con el público, la belleza de sus acciones, el significado dentro de la cultura popular chilena y el alivio a las tensiones políticas sangrientas de entonces, hacen que sea un fenómeno único, sin réplica alguna, sin posibilidad de ser manipulado por la historia ni atenuado por el tiempo». ¿Cómo se comprobaba esto? Los obreros colocaban un televisor portátil para ver los partidos. En el cambio de guardia en el Palacio de La Moneda, cuando el Orfeón de Carabineros interpretaba el himno de Colo-Colo, los transeúntes, el pueblo, lo coreaban. Muchos partidos de Colo-Colo se jugaron en medio de paros, de huelgas, sobre todo de locomoción colectiva, y aún así llegaban ochenta mil personas al estadio a alentar al “Eterno Campeón”. Incluso el mismo Allende llamaba a Luis Álamos en los partidos más importantes de la copa diciéndole “ojalá que ganen, para mantener unido al país”.

Este era el equipo del albañil, del zapatero, del político, de los estudiantes, de los marginados, de los pobres, de los ricos… era el Colo-Colo del 73´, el equipo del pueblo.