Por Diego González.
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Fin de campeonato y es momento de humo, renovaciones y despedidas. Y sobre todo de análisis y evaluaciones.
Entre los contratos que vencen están el de don Héctor Santiago Tapia Urdile y su cuerpo técnico.
Hay una parte de la hinchada que está cegada por la eliminación de la Copa y un nuevo «fracaso» en el Campeonato Nacional que pide la captura y posterior lapidación de Tito y sus colaboradores en la Plaza de Armas.
Tapia es un técnico joven que tuvo un gran y superlativo crédito: Sacar campeón a una bestia institucional como Colo-Colo después de años de tropiezos. Es un mérito de otro planeta que no creo que todos hayamos valorado suficiente. Siendo su PRIMER plantel profesional, que venía con una carga sicológica negativa importante, doblandole la mano a los dirigentes (No olvidemos que hasta antes de Tapia eran los dirigentes los que traían los refuerzos y traían «Lo que podían», por no decir «lo más barato y menos malo») y además con un plantel que venía practicamente armado de antes de su llegada. Partió con el pie derecho y la exigencia aumentó de inmediato.
El campeonato siguiente, el que ganó la contra, lo peleó hasta la última fecha. De haber ganado a Santiago Wanderers estoy seguro que en el partido definitorio con el archirrival dabamos la vuelta en su cara nuevamente. Pero fueron detalles puntuales, más que errores groseros del técnico, los que nos costaron ganar ese título. El partido que perdimos con O’higgins en el Monumental fue por 2 golazos irrepetibles del Chapa Leal y el uruguayocuyonombrenorecuerdonitampocoquierorecordar. El primer partido contra San Marcos estuvo tremendamente condicionado por el estado de la cancha. No se trata de buscar excusas, sino que de dejar claro que no fueron errores puntuales del técnico.
Este campeonato sí podríamos decir que lo perdimos por errores del técnico, por la insistencia por Luis Pedro Figueroa, Maldonado y el no haber traído otros refuerzos cuando se obsesionó con Fabián Orellana. Aún así, sacó un campeonato adelante y de no ser por perder el partido con Cobresal, otra sería la historia.
Punto aparte es para culpar a Don Carter por las lesiones. El plantel está desgastado, hay varios jugadores que están en el último equipo de su carrera (Paredes, Suazo, Villar, Valdés y Maldonado), entonces no todas las lesiones son culpa de él. Además, no nos olvidemos, que después de ganar el partido en México contra Atlas, Don Carter era casi héroe nacional, por haber mantenido bien al plantel para estar puntero en la Copa y en el Torneo Nacional. No le sigamos tanto la corriente a la prensa, que al ver un par de fracasos empieza a ver crisis hasta en los arcoiris.
No nos volvamos locos. Tito debe mejorar bastante, debe aprender a hacer cambios un poco antes en el partido, debe conformar mejor un plantel, debe poner al que esté mejor y no al que a él le parezca que está obligado a poner porque debe justificar la contratación por la que insistió tanto (Como en el caso de Luis Pedro o Maldonado).
Para ser un técnico aún en formación tiene un futuro brillante y merece, por lo menos, otro año en Colo-Colo. Debemos buscar identidad futbolística, que con la llegada de las Sociedades Anónimas Deportivas se ha perdido. En España, todos saben cómo juega el Barcelona y el técnico que llegue debe adecuarse a la institución y no la institución al técnico. Aquí parece que es al revés, por cada técnico que llega hay una nueva manera de jugar.
Busquemos continuidad y dejemos de pedir la cabeza del técnico por cada «fracaso». Un título, un 3er lugar, un 2o lugar y una eliminación milimétrica en Copa no pueden ser un «Fracaso». No compremos la pomada de que «el que no sale campeón en Colo-Colo no sirve», porque sino en 90 años de historias, serían 60 años de puros fracasos. Y eso no es así.
Aguante Tito y su Cuerpo Técnico.