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Había una vez un gran pueblo con mucha fortuna y riqueza conocido alrededor del mundo por su monumental castillo, donde semana a semana recibían miles de visitantes.
Un día los reyes del castillo dieron una gran fiesta para todo el mundo con un gran banquete. Al día siguiente, se dieron cuenta que habían gastado toda la fortuna de su reino y no tenían dinero para pagar todos los costos de la gran fiesta. La única manera de hacerlo, pensaban, era vendiendo el castillo.
Muchas personas al enterarse de este desastre comenzaron a abandonar la ciudad. Los reyes para no deshacerse el castillo, se vieron en la obligación de vender a algunos adultos a otros pueblos para poder pagar las deudas, quedando así solo un puñado de jóvenes, dos adultos y un sabio veterano de guerra dispuestos a salir adelante.
Una tarde caminando por el solitario bosque del pueblo, el anciano encontró un anuncio: “GRAN TORNEO DE GLADIADORES”. –Yo estoy muy viejo para pelear-, pensó el abuelo, sin embargo recordó que aún en el pueblo había personas más jóvenes que él que podrían ganar el torneo. El premio eran 1000 lingotes de oro, con los cuales podrían ayudar al reino a pagar las deudas y volver a la prosperidad.
El anciano al llegar al pueblo le pidió ayuda a los dos adultos que quedaban para que juntos entrenaran al puñado de jóvenes. Muy entusiasmados, todos aceptaron este gran desafío y como si fuera un ejército, el anciano le asignó un número a cada joven, mientras que los adultos eligieron el 7 y el 8.
Al poco tiempo de entrenamiento, comenzaron a destacar algunos novatos: el 9, el 13 y el 17. Con diferentes capacidades cada uno, avanzaron de ronda en el torneo paso a paso. Algunas batallas fueron más difíciles que otras, pero estaban convencidos de que podían lograrlo.
Finalmente llegó el gran día: la final. La senda del triunfo la abrió el adulto número 8 y la guinda de la torta la puso el joven 13, logrando consagrarse campeones y ganando el millonario premio.
Así fue como entre unos pocos, con mucho empuje y coraje, sacaron adelante este reino con una historia llena de éxitos, fortuna y gloria, conservando así su reliquia más preciada: El Castillo.