EL FUEGO DEL CAMPEÓN | Lo aprendido

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24 horas después de habernos convertido en Campeones de América (confieso que aunque lo vea escrito aún no me la creo), podemos reflexionar sobre todo lo que hemos vivido con algo más de tranquilidad.

Muchos acontecimientos marcaron este último mes de nuestra Selección, varios que no tienen mucho que ver con el fútbol, que es lo que nos debería convocar permanentemente. Somos campeones, y hemos aprendido mucho en esta pasada.

Aprendimos que siempre es necesario vivir con responsabilidad. Sólo Dios sabe por qué Arturo Vidal no se mató en su Ferrari y por qué no mató a otras personas. Las consecuencias de su irresponsabilidad, esta vez, fueron leves. A lo mejor Dios sí es chileno.

Aprendimos que la unión del equipo es la base del éxito. Vimos un grupo cohesionado, con convicción en sus declaraciones, con hambre de ganar. Eso marca una diferencia importantísima.

Aprendimos que las artimañas de cancha (sí, esas que nos han cagado toda la vida, lo sé) no son necesarias cuando hay fútbol. Están de más. Distraen la mirada de lo más relevante de todo. Lo de Jara puede ser leído como picardía chilena, y hay muchos que agradecen su «sacrificio», pero al final, nos hace más mal que bien.

Pero ¿saben qué?. Lo más importante que hemos aprendido es que somos capaces de lograrlo. Que sí podemos hacerlo. Que por fin podemos sacarnos todas las mufas de tantos años, todos los fracasos, las decepciones, las lágrimas de rabia por no ser capaces de obtener una alegría del fútbol. Y hoy hemos vivido una tremenda alegría, sin que nadie nos la haya regalado. Somos campeones. Y punto.

Termina una Copa feliz. La más feliz de la historia de Chile.

El miércoles juega Colo-Colo con Huachipato por Copa Chile. Vuelve el equipo que amamos a la cancha.

Y el sueño vuelve a comenzar.