EL FUEGO DEL CAMPEÓN | Partido Trampa

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Le pasa a todos los equipos. En todas partes del mundo.

En la cuarta fecha del Torneo de Apertura, Colo-Colo enfrentó a Deportes Iquique. Comandados por Nelson Acosta (entrenador a quien muchísimas dirigencias del fútbol chileno le tienen extrema fe), la escuadra del norte figura en la parte más baja de la tabla.

En el papel, partido fácil. El hincha colocolino, azuzado por los triunfos y goles anteriores, esperaba un triunfo abundante, jerárquico y lleno de goles.

Pero nada en el fútbol es fácil, queridos amigos, incluso cuando el papel dice lo contrario. En gran parte, ahí radica la belleza de este deporte.

El primer tiempo nos dejó llenos de tensión y el marcador en cero. Varios intentos de gol, sobre todo desde el minuto 30 en adelante, donde el portero Naranjo comenzaba a transformarse en una de las figuras del encuentro gracias a potentes salvadas.

Pero lo que tensionó las almas de los albos fueron dos lesiones, ambas de relevancia. Martín Rodríguez, la joven figura venida de Huachipato con extraordinario desempeño en las últimas semanas, tiene una contusión en el empeine derecho con un corte que requirió 5 puntos de sutura. Serán, por lo menos, diez o quince días fuera. Minutos antes, y en una salida innecesariamente impetuosa, Paulo Garcés sufrió la luxación de su hombro izquierdo. Fue sacado del campo de juego entre lágrimas de dolor y los rostros de preocupación del cuerpo técnico, sobre todo de Julio Rodríguez. Lo que viene para él: despedirse del Apertura, resonancia magnética para confirmar lesión y definir una posible cirugía. Duele el alma ver a un jugador lesionarse de gravedad. Los sueños de triunfo se detienen en medio del infortunio que obliga a ponerles pausa. Todo mi apoyo para nuestro arquero.

En el segundo tiempo, la tensión subió aún más. Con la cabeza aún tomada pensando en las lesiones, Colo-Colo no lograba concretar, a pesar de los bajísimos intentos del adversario para ofrecer algo de fútbol. El equipo comenzó a perder la pelota con mayor frecuencia y el tiempo pasaba con rapidez. El alivio llegaría a los 79 minutos con un gol de Humberto Suazo. El gol, de fea factura, pero gol al fin y al cabo, dejó los tres puntos en casa, motivo de sobra para estar felices. Para mí, no es tan así.

Esto fue un partido trampa, queridos amigos. Lo pienso así porque Colo-Colo no se vió ni dominante ni jerárquico como siempre debe ser, sobre todo si jugábamos con un equipo colista que estuvo a un milímetro de complicarnos. Algunos de ustedes pensarán que ver a un compañero salir de la cancha desconsolado es para poner nervioso a cualquiera, pero un deportista siempre debe sobreponerse a ese tipo de cosas, poner cabeza fría y seguir adelante con todo. Además de esto, se perdieron demasiadas oportunidades clarísimas de gol y el finiquito no se puede descuidar si queremos ganarlo todo.

Siento que fue un partido trampa porque perdimos a dos excelentes jugadores por lesión. Y la de Garcés me duele el alma. Agradezco poder confiar en que hay plantel para suplirlos, pero el dolor está. ¿Habremos hoy perdido más de lo que ganamos?