EL RELOJERO

Había una vez un relojero conocido en todo el país por su gran talento en la industria. Hace uimagen par de meses había aceptado trabajar en un nuevo proyecto: construir el reloj más perfecto del continente.

La Federación Sudamericana de Relojeros iba a decidir qué reloj era el mejor y más perfecto. De esta manera, don Jose Luis –el relojero- comenzó a trabajar en el proyecto. En primera instancia logró cam
biar algunas piezas de lugar y con esfuerzo y paciencia logró que funcionaran en estos nuevos puestos.

Luego de un par de meses tenía una muy buena base, con punteros de lujo y varios soportes que le servirían para darle firmeza a su reloj. Las piezas que definitivamente no servían las tuvo que vender, y esperaba con ese dinero poder comprar unas mejores.

Don Jose Luis tenía en mente una de las piezas que le faltaban, pero esta tenía que mandarla a pedir al extranjero. Iba todo perfecto, hasta que de un momento a otro la pieza aumentó su precio y un relojero brasileño –con más dinero- se quedó con ella.

La lucha por conseguir el mejor reloj del continente no estaba fácil. Jose Luis sigue buscando incansablemente las piezas que le faltan para que su reloj funcione de manera perfecta, pues también está inscrito en una competencia nacional. Hasta ahora están todos expectantes para ver qué pieza será la elegida para ocupar el lugar número “10” en el reloj, privilegio de pocos en instancias tan importantes.