ETERNA PATERNIDAD

Colo Colo  vs  Universidad de ChileDiecinueve de octubre del 2014, Colo Colo enfrentaría a la Universidad de Chile en un nuevo clásico en el Monumental, quienes venían invictos y punteros.  La mañana del día domingo figuraba en el departamento de un amigo, con quien iríamos en grupo al estadio; Lautaro nos esperaba con su siempre acogedor sol.

Sin tomar desayuno, fuimos al paradero de Walker Martínez en La Florida para partir al campeonodromo, todos con una sonrisa en la cara y la infaltable camiseta. De repente, un auto de color gris para frente a nosotros con 3 jóvenes a bordo. El conductor preguntó “van al estadio cabros?”, a lo que respondimos casi al unísono con un SI –Y quien va a ganar hoy día? La U cierto?– dijeron con un tono desafiante, a lo que mi amigo Manuel (un abrazo si estás leyendo esto) no se intimidó y respondió que ganaba Colo Colo. Fue un momento tenso, porque nos tiraron el auto encima, y después arrancaron. Que linda manera de comenzar el día, pensé (y también lloré).

A la bajada de la micro en el estadio, muy temprano por lo demás, caminamos tranquilamente hacia la entrada del sector al que íbamos. Pasamos por fuera de Magallanes y había un par de hinchas azules, mientras otros venían caminando casi sin carabineros. Me sorprendió, el ambiente estaba más calmado de lo que cualquier persona en TV ve normalmente.

Ya en el estadio, con el sol pegando fuerte, esperamos el partido comiendo unos ricos sándwich que la polola de Manuel había preparado. Yo casi no comí, estaba nerviosa y solo quería que empezara el partido. De a poco miles de personas llegaban a todos los sectores y el clásico iba tomando forma.

Con el aliento incesante de los hinchas, comenzó el partido. Recuerdo que el primer tiempo fue bastante equilibrado, la U anulaba de buena manera nuestras ocasiones de gol, y por su parte el cacique estaba bastante firme en defensa, y no es que los delanteros azules no aparecieran, para nada. El árbitro era figura con unos cobros medios raros, pero esas cosas ya quedaron en el olvido.

El entretiempo fue eterno, todos nos habíamos quedado con las ganas de gritar un gol rápido, de celebrar y respirar tranquilamente.

Comenzada la segunda mitad, cerré los ojos y le pedí a todos los Dioses existentes – incluido Esteban Paredeuz – que Colo Colo abriera la cuenta. Y no falló, porque él es de los que nunca falla. A pocos minutos del inicio del 2T el gran y querido Esteban Efraín abrió la cuenta, en un gol que hizo volar al portero rival pero que lo dejó sin posibilidad alguna de atajar. Fue hermoso, especialmente por quién volvía a anotarle a la U, al eterno rival.

Expulsado Pepe Rojas y con un 1-0 a favor, nuestros corazones ya estaban más tranquilos, sin embargo nadie en la galería dejaba de alentar –OHHH, ALBO OTRO GOL– se escuchaba fuerte y claro. Parece que sirvió y Jean Beausejour nos escuchó, porque liquidó el encuentro sacándose al portero y llevando la pelotita hasta el fondo de la red. LOCURA TOTAL EN MACUL.

Gritamos, saltamos, reímos, cantamos.. Lo disfruté como un niño de 5 años disfruta un trozo de chocolate o un helado. El cacique era pura alegría, Tito Tapia seguía sin perder un clásico, Paredes seguía anotándole a la U, quedábamos a 2 puntos del líder, y los azules cumplían 14 años sin ganar en nuestro estadio.

Disfruté el camino a casa, a la salida del estadio todos entonábamos el himno de Colo Colo, desde un abuelo hasta la señora que vende bebidas Fruna ricas y heladitas en las afueras. En el metro los vagones eran pura alegría, todos saltaban y cantaban. Sin embargo, tuve que presenciar una escena que me dejó con mucha pena y frustración; en una estación de la línea 5 –no recuerdo cual era- hinchas de Colo Colo se bajaron solo para golpear a una persona que andaba –con orgullo a pesar de la derrota- con la camiseta de la U.

Señores, que la “rivalidad” quede en la cancha, y disfrutemos todos de experiencias monumentales. Aguante Colo Colo, y su eterna paternidad.