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Cuando se habla de futbol,, casi siempre los conceptos que vienen a la mente tienen que ver con garra, pasión, entrega, lucha y pierna fuerte. Seguramente más de alguien arrugará la nariz si se comete la osadía de mezclar dos términos tan aparentemente opuestos como elegancia y Fútbol. Basta que aquellos introduzcan solo un término en Youtube para encontrar elegancia en una cancha. Haga el ejercicio, teclee en su computador, Tablet, Smartphone, o cualquier plataforma desde donde esté leyendo esta columna, y busque el nombre Coto Sierra. No tardaran en aparecer cerca de 13.200 resultados y pasará de arrugar la nariz al asombro.
Alguna vez el gran escritor uruguayo Eduardo Galeano, declaraba: “Yo no soy más que un mendigo de buen fútbol. Voy por el mundo, sombrero en mano, y en los estadios suplico: Una linda jugadita por el amor de Dios”. Si el hoy extinto autor de “su majestad el fútbol” hubiera asomado su nariz por el monumental entre los años 1996 y 1999, es probable que jamás se hubiera movido, y habría llenado su sombrero de bellas y grandes jugadas, todas ellas seguramente aportadas por el “10” de los albos, el popular Coto.
Dueño de una zurda prodigiosa, regó con su talento los pastos de Pedrero. Con la “10” en la espalda, era el amo y señor del mediocampo del equipo de Benitez. Sustentado por la dupla Emerson-Espina, el «Coto» era el encargado de repartir el fútbol, cual croupier repartiendo cartas en una mesa de poker, para una delantera que contaba Ivo Basay como estandarte.
Sus campañas en los albos lo llevaron a ser pieza clave en la selección. En el camino a Francia 98 José Luis fue el conductor de un equipo de ensueño. Esa delantera roja fue de las más letales del continente, y gran parte del crédito es compartido por el 10 nacido en la Unión Española. Zamorano y Salas se hacían un verdadero festín con los pases del “Coto”, siempre una pelota limpia, una habilitación precisa. Como no recordar el magistral pase de más de 40 metros desde la mitad del campo del mítico Wembley para el 11 rojo, convirtiéndose en uno de los goles más bellos hechos en la catedral del fútbol.
El mundial de Francia disfrutó de la mejor versión del mediocampista albo, su gol contra Camerún fue uno de los más lindos del torneo, cuando la pelota, impulsada por la mágica zurda de Sierra, entró por el rincón más alejado del portero Song`o, uno de los mejores de ese mundial.
El término de la temporada del 99 significó el alejamiento del volante de los pastos de Macúl, una mala campaña en el Tigres de México, significó la vuelta al Monumental al cabo de seis meses, para partir definitivamente del club más grande de Chile en el año 2001. En su paso por el “Cacique” ganó los campeonatos de los años 96 – 97(Clausura) – 98, además de la copa Chile del 96. Participó activamente en las buenas campañas a nivel internacional de Colo Colo, llegando a semifinales de la copa libertadores del 96 y la misma fase de la Supercopa del año siguiente.
Hoy vuelve a los pastos donde forjó una leyenda, en la faceta de entrenador del primer equipo, todos los colocolinos esperamos que esa elegancia que desparramó a raudales por las canchas de Chile y el mundo, lo plasme en la dirección técnica del Cacique.
Jose Luis Sierra Pando, un Idolo que yo ví.