Humberto “Chupete” Suazo brilló en su primera etapa. Sin embargo, en la segunda no rindió lo que se esperaba. Cabe destacar que él avisó que no era el mismo de antes pero que daría la vida en la cancha, que era colocolino y que mojaría la camiseta.
Desde México arribó un jugador distinto. Más gordo, más irascible y desconfiado. Quizá sea porque vivió muchos años en un país que es complicado o simplemente porque los años no pasan en vano.
¿Dentro de la cancha qué hacía? Arrastraba marcas, jugaba de extremo y de enganche, como lo hacía en la selección cuando Jorge Valdivia no estaba. A veces apoyaba en defensa y retaba a los compañeros, ya que tenía una trayectoria que lo respaldaba y porque era Suazo, el goleador de las clasificatorias sudamericanas rumbo a Sudáfrica 2010.
Pero pese a los nefastos números que tuvo en este segundo periodo, es el “Chupete” y solo por eso se merece mi respeto. Miles de veces grité gol gracias a su pierna derecha o zurda, de cabeza o de chilena. Cómo olvidar sus enganches dentro del área que dejaban loco a cualquier arquero y si dudan, pregúntenle a Nicolás Peric.
Era un patrón dentro del área y dentro del plantel, su salida caló hondo en las venas de Colo-Colo y por eso merece este reconocimiento. Quiero decirle que fue fundamental en esta nueva estrella y dónde sea que esté, gracias por volver y por darnos alegrías. Eres parte del “Cacique” por siempre y tu huella está inmortalizada en nuestros corazones y mentes. Estás pegado en las paredes de millones de pequeños y grandes porque fuiste y serás un grande. El campeonato número 31 es tuyo y contribuiste tal como lo hicieron Justo Villar o Jaime Valdés.
Te alejaron por diversos motivos del club de tus amores y hoy estás descansando de tanto andar inflando redes por el mundo. Personalmente, quiero pedirte disculpas por lo que pasó, pues también te traté mal y dije que eras lento, flojo y que no corrías nada. Pero ahora entiendo que el “venido del planeta gol” que tanto disfrute en 2006 era distinto al de ahora. Obviemos tu sueldo, tu desempeño y todo lo malo, pues venias de menos a más y lo advertiste, nos dijiste que ya no eras el de antes. Sin embargo, exigimos y pedimos, tajantemente, al de antaño.
Quizás nunca leas está columna, quizás no te interesa esta opinión y si lo haces, dirás que este tipo no sabe nada. Solo sé que eres de San Antonio, que eres de origen humilde, que me hiciste sentir campeón muchas veces, que me hiciste gritar goles ante los clásicos rivales y que eres el que me hizo sentir orgulloso de ser chileno cuando perdimos 6-1 contra Brasil en la Copa América 2007 al convertir un golazo de vaselina al arquero Doni. Una verdadera obra de arte dentro de un desastre monumental.
Que te vaya bien, cuídate y dónde sea que estés, sigue metiendo goles. Fuiste y serás grande siempre, nadie te olvidará y mientras sigan existiendo tus goles en nuestras memorias, seguirás vivo en los corazones de los que vibraron con tu época dorada del 2006.
Foto: La Tercera