RELATEANDO | Clásico de Campeones

Roberto Quintana Ramírez

Por Relator Popular

Hay gente a la que no le gusta mucho hablar del “tamaño” de los equipos. Los respeto, porque el gusto o la pasión seguramente son imposibles de medir. Pero que Cobresal es un equipo chico, de eso creo no hay duda. No es nada en contra de los mineros ni de sus fieles simpatizantes, hablo sólo desde los fríos números. Es chico por cantidad de hinchas, por la cotización de sus jugadores, por la condición de sus camarines, por historia, por triunfos, por protagonismo, por casi todo. Incluso, si me pusieran una pistola al pecho y me obligaran a decidir qué equipo debe desaparecer de la primera división, creo que pensaría en alguno entre Unión La Calera, Palestino y Cobresal.

Lo lindo del fútbol es que pese a todo lo que dicen los fríos números, el equipo más chico del mundo le puede hacer un partido inteligente al más grande y complicarlo hasta el extremo. Y qué mejor ejemplo que lo pasó en La Serena. Cobresal, con un equipo ordenadito, Ever Cantero y muy consciente de sus limitaciones, hizo verse mal a un buen Colo-Colo, al Colo-Colo invicto. Y lo tuvo. Le faltó sólo un pelito. El clásico de campeones lo pudo ganar el actual, pero terminó ganándolo el Eterno.

Los Coto Boys tuvieron que sobreponerse a un 2 a 1 en contra con demasiado esfuerzo. El Mono Pavez tuvo que jugar mejor que nunca y el Uccellino Valdés tuvo que sacar toda su experiencia y repertorio para poder dar vuelta el partido.

Lo bueno para Colo-Colo es que puede sobreponerse a ir perdiendo. Tiene jugadores con tanta experiencia que un par de chuchás, un pase gol y un golazo pueden hacer que el lunes sea feliz.

Lo malo para Colo-Colo es que ganar así puede hacer creer que todos los partidos son fáciles. Y la cosa no es así. Para nada. Ya ganamos 3, nos quedan 12 y me parece que cualquiera de esos 12 será más difícil que los 3 ya jugados.

A no confiarse. El fin de semana jugaremos contra el colista, contra un equipo que no ha podido sumar puntos en 3 partidos. Pero eso no quiere decir que el juego ya esté ganado. Necesitaremos que el Uccellino se eche de nuevo el equipo al hombro, que Paredes haga goles en vez de taquitos, que se recupere Fierro, que Martintín vuelva a ser efectivo, que Garcés ataje más y reclame menos y que Vecchio no crea que porque hizo un gol tiene permiso para desaparecer el resto del partido.

Vamos bien.