Por Relator Popular Follow @relatorpopular
A veces uno se olvida de lo que significa jugar en Colo-Colo. Como hincha, uno ve un gran desfile de jugadores y no siempre se detiene a pensar que estar en el mejor equipo del país requiere de una personalidad, un talento y una disciplina que no todos tienen.
Así como no cualquier abogado está preparado para ser parte del mejor bufete de abogados, ni cualquier político está preparado para ser presidente o ministro, no todos los futbolistas, por muy buenos que parezcan, están preparados para ponerse la camiseta de Ben10.
En La Serena, por Copa Chile, debutó oficialmente el Comegato Paulo Díaz. Venía de Palestino con muy buen rendimiento, pero muchos han venido de equipos chicos así en las mismas condiciones. Él, como pocos, pareció maduro, tranquilo, ordenado, rapidito, pulcro. No le pesó la camiseta de Colo-Colo. Dedito para arriba.
En el arco, otro “debutante”. Ya había jugado oficialmente en Colo-Colo, incluso en torneos internacionales, pero el partido contra los coquimbanos era especial para él. El Popeye Salazar, con sed de revancha, quería hacer un partido perfecto para tratar de borrar el listado de arqueros que busca Blanco & Negro. Se mandó un semi condoro, pero estuvo sólido y se despachó un par de atajadas que nos salvaron de una derrota indigna. Dedito para arriba también. No tan tan tan arriba, pero bien.
Hace un tiempo, han llegado buenos compañeritos nuevos a Colo-Colo. Frustrados por cientos de refuerzos que no rindieron, uno quizás se pone un poquito más condescendiente cuando llega alguien relativamente pasable. Pero Andrés Vilches, Martintín Rodríguez, el mismo peruano Gonzales y las dos figuras del último partido por Copa Chile, nos hace pensar que en materia de contrataciones o incorporaciones, se están dando pasitos para adelante.
