RELATEANDO | Señor simio, Presente

Roberto Quintana Ramírez

(Carta abierta a los pelotudos)

Autor |

El partido del sábado fue tan, pero tan malo, que no dan ganas de hablar de él. Se entregó la Copa 31, debutaba el equipo más popular de Chile en el 2016 y resulta que el interés era mínimo. Inversamente proporcional al calor.

En la cancha, poco y nada. Todos con la cara roja, pero no producto del esfuerzo desmedido, sino de la temperatura de mierda con que se jugó el partido. Algunos cabisbajos, otros realmente agotados, unos sin ganas, otros viendo pasar a Salom y el mejor de todos, rogándole a los palos para que no perdiéramos el partido. El de la banca, como que si pasara nada e inmutable tácticamente, incluso se dio el lujo de sacar a Andrés Vilches, como si tuviéramos muchas alternativas para llegar a las redes de Veloso.

Increíblemente, lo peor de todo no estuvo en la cancha. Los mismos idiotas de siempre, esos que se visten de blanco y negro, que dicen amar al club, que se tatúan indios en sus regordetes cuerpos, que meten bombas de ruidos y fuegos artificiales al sector Arica, que se juran la raja porque pueden meter un bombo prohibido para los estadios y a los que nunca les falta marihuana, de nuevo hicieron de las suyas. Dejaron la cagá.

Las imágenes son elocuentes. Aparte de prender fuegos artificiales a las 5 y media de la tarde y aburrirse de tirar bombas de ruido, se treparon en los vidrios y pusieron un lienzo gigantesco que se refería a lo gloriosa de su historia. Una mierda. Gloria, las pelotas! Suspendieron por unos minutos el partido y ahora, lógica y justamente, lograrán suspender el Monumental. Muchas gracias, simios.

Entre empresarios usando a las SAD como juguetito nuevo, vacacionistas en Miami, rehenes, el CDF dando los goles en La Red con menos de un punto de rating, creo que lo peor del fútbol son ustedes, señores simios. Todos los demás se irán. A la cárcel, al extranjero, a la bancarrota o a coludirse a otro mercado. Pero ustedes, con su actitud, harán que yo no pueda ir al estadio con Relatorcín. Y eso, amerita varios años de cárcel y prohibición de por vida para entrar a los estadios. Es imperdonable.