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SOMOS CAMPEONES DE AMÉRICA.
Soñé toda la vida con ver a la selección chilena levantando una Copa, al menos, Continental. Cuando Alexis hizo el último gol en la tanda de penales salté gritando «Campeón! Campeón! Campeón!» Por todo el living de la casa de mi amigo que amablemente nos recibió para almorzar, pasar los nervios y finalmente ver el partido. Nos abrazamos entre todos los que estabamos ahí. Lloramos juntos. Aún sin poder creerlo me senté en el sillón y me tapé la cara con la camiseta de Chile que no me quise poner (mi cábala era tener la camiseta cerca pero no ponermela. Ponermela sería mufa. En mi estado de hincha histérico pensaba que sería mufa.) y me largué a llorar pensando «Es verdad. Somos campeones. Somos campeones. Ganamos. Ganamos. Ganamos. Ganamos…»
Después de ver la vuelta olímpica me puse al fin después de un mes y medio la camiseta roja y salimos a La Moneda a ver la copa. Tuve la oportunidad de verla muy cerca cuando pasaron por la Calle Moneda con Amunátegui.
La vuelta a casa no fue menos eufórica. La gente cantaba el Ceacheí una y otra vez, pero el cántico más especial, el que me llenó el alma fue el «Dale campeón, dale campeón, dale campeón…» Chile era Campeón de América.
Hoy un poco menos eufórico puedo todavía saborear que el sueño se hizo realidad. Le doblamos la mano a la historia.
Pero este sentimiento de Campeón para mí no es nuevo. Tampoco lo es para la mitad de Chile. Colo-Colo ha dado 30 vueltas olímpicas, hemos ido 30 veces a celebrar con amigos y desconocidos a un lugar público. A esas 30 vueltas sumemos 10 por Copa Chile, 1 por la Libertadores, 1 por la Recopa y otra más por la Interamericana. Los colocolinos sabemos lo que se siente estar arriba.
Pero así como sabemos lo que es estar en lo alto, hemos tenido que mascar con amargura varios subcampeonatos y otras campañas que no quiero ni recordar.
Y como buen colocolino acostumbrado a las copas les aconsejo al resto de los chilenos: Disfrutemos, sintámoslo, sonriamos cuando el uruguayo o argentino que aun no de puedan sacar de adentro que les ganamos intenten buscar un defecto en esta IMPECABLE campaña. Disfrutemos hasta la próxima Copa América cuando todos digan «hoy juega el Campeón vigente Chile» hinchemos el pecho de orgullo.
Pero, como colocolino que ha comido tierra muchas veces, les debo decir que no dejemos que los humos se nos suban a la cabeza, no nos sintamos invencibles, porque no sabemos cuando Bolivia nos meterá una goleada histórica en el Nacional, cuando Argentina o Brasil nos vuelvan a dar un baile. No sabemos cuándo volverá a pasar eso, ojalá que nunca, pero la humildad debe permanecer siempre aunque llegaranos a ganar la Confederaciones o la Copa del Mundo en algunos años más, siempre de humildes, respetando al rival de turno.
Ya sabemos lo que significa ser campeones de América, en el caso de los colocolinos, por segunda vez en nuestra vida.
Disfrutemos, señoras y señores, que aún queda sentimiento de Campeón para rato. ¡Viva Chile, pero que más viva Colo-Colo!