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La temporada del 1993 comenzaba para Colo Colo buscando reeditar el tricampeonato logrado en los años 89-90-91. En la cabina técnica Mirko Jozic vivía su última temporada al mando del equipo. El croata se mostró gratamente sorprendido por un espigado barbón que jugaba de central en el elenco de Deportes Antofagasta, comandado por un coterráneo suyo como Andrija Percic. El central en cuestión era Pedro Reyes Gonzalez, nacido en la cantera Puma y con un promisorio futuro. Sin pensarlo mucho el club de Macul se hizo con los servicios del defensa. Ese mismo año, el Cacique lució una solidez defensiva que le permitió recuperar el cetro de campeón de ese año, teniendo en Pedro Reyes un verdadero patrón en el fondo del equipo.
Con sólo dos años en el profesionalismo, el zaguero central se destacó en un equipo que solo dos años atrás había conquistado la Copa Libertadores de América. Según propia confesión, llegar a Colo Colo era un gran paso, pero sobre todo un sueño poder jugar al lado de jugadores a los que consideraba ídolos, Chano Garrido y Miguel Ramírez, reconoce que, sin importarle su situación de futbolista profesional, salió a celebrar el título albo esa mítica noche del 5 de junio del 1991 por las calles de su natal Antofagasta.
Con la 3 en la espalda el barbón se transformó rápidamente en un referente dentro de un camarín siempre complicado. De gran juego áreo y elegante salida, rápidamente se metió en el corazón de los hinchas albos. A pesar de haber compartido camarín con grandes defensores albos, su mejor versión la vivió con Juan Carlos Gonzalez a su lado en la zaga alba, juntos formaban una dupla de temer para cualquier delantera rival, sólidos por aire y fieros en el mano a mano se destacaron siempre como la mejor dupla de centrales del país. Esto le valió ser nominado como el mejor futbolista del año el 97, ya bajo la dirección del paraguayo Gustavo Benitez, junto al que logro 3 títulos nacionales y dos copa Chile.

“Pedrote”, como comenzó a ser llamado por los hinchas, estuvo 6 años defendiendo el escudo del Cacique, años entre los cuales regaló postales inolvidables para la “mitad más uno” de país. Como olvidar la noche de Super Copa frente a Flamengo, donde Colo Colo sufrió con la lesión de sus dos arqueros, y el antofagastino haciendo gala de esa garra que siempre lo caracterizo, no dudo en calzarse los guantes y defender el arco de los desesperados ataques brasileños. O aquel partido contra el archirrival, cuando con una aparición fantasmal al primer palo, pone el empate en el último minuto, desatando la locura del codo norte del Nacional.
El 98 disputa el mundial de futbol en Francia, lo que le valió su traspaso al Auxerre Francés. El año 2000 fue uno de los tres seleccionados elegidos por Acosta para reforzar la sub-23 que disputaría los juegos olímpicos de Sidney, logrando la medalla de bronce, en un torneo maldito, donde Chile debió ser el campeón por merecimientos y fútbol.
Su vuelta al país se produce el año 2002, para defender los colores del archirrival, quizá por su identificación con la institución de Macul, no logró un buen desempeño, pero esa es una historia que no vale la pena recordar.
Gracias por tanto Pedrote.
Pedro Antonio Reyes Gonzalez, un ídolo que yo ví.