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Por Miguel Gutiérrez.
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Este semestre quedé con muchos sabores en la boca: Por un lado, los dulces momentos que me regaló Colo Colo durante el año, los triunfos que esperanzaron mi corazón de lograr una nueva estrella; por otro, los momentos salados de la derrota, que nos hacían alejar de los objetivos; y por último, los amargos. Esos tropezones feos que nos dejaron fuera de la Libertadores y el Clausura.
La victoria de hoy sobre Santiago Wanderers me dejó un sabor mucho más dulce, cuando hace justo un campeonato el mismo Decano nos dio una lección de amargura en el Puerto, y sumado al triunfo de la U en Santiago frente a Unión La Calera nos alejó del título en la última fecha.
Lo de hoy fue como ver a Gohan transformarse en un gorila gigante tras ver la luna llena y demostrar lo que era capaz (sí, fue una analogía a Dragon Ball Z, una de mis series favoritas): El guerrero más fuerte del universo. Porque cuando eres Colo Colo, todo partido ES importante, y SIEMPRE de 3 puntos. Y cuando ganas, tu corazón se llena de alegría y un sabor dulce. Cuando caes, se nota. Tu ánimo es otro, te sientes apagado. Como si hubieras trabajado todo el día sin una gota de descanso.
Seamos claros, el objetivo de hoy se cumplió: Cerrar el campeonato de la mejor manera posible. Y se cerró con un triunfo. Dos goles de Esteban Paredes que completan 102 tantos oficiales y, por el momento, con el podio del goleador del Campeonato con 11 disparos. Por ese lado, estoy feliz.
Pero los primeros meses de 2015 nos dejaron un sin fin de sensaciones: Por un lado, batallamos hasta el final para conseguir un nuevo Huemul de Plata. Al final del día, se hizo todo ante un plantel que se vio durante las últimas semanas muy errático, a veces apagado, agotadísimo, sin ideas de fútbol y con un evidente desgaste físico que significó las lesiones constantes de algunos elementos. Hay que tener claro que ante este panorama, era complicado llegar a la 31., pero que se dio la batalla, se hizo. De eso no me cabe ninguna duda. Hoy quedó demostrado.
Para qué hablar de la Copa Libertadores y esa derrota durísima en Brasil. Un discreto Atlético Mineiro para ser un equipo que proviene de Brasil que nos dejó afuera, mirando el resto del torneo por TV. Un logro que aún no se puede desbloquear, pero que tuvo a las muchísimas bajas como causa fundamental de este tropezón en América.
Son muchas cosas que quedan al pendiente, pero sabemos que nos espera un Apertura 2015-2016 con mejor sensación y un sabor mucho más dulce. Solo nos queda seguir alentando a Colo Colo, seguir con esa sangre araucana de gran guerrillero. Es de esperar que Héctor Tapia continúe al mando (al menos para mí), y el plantel que se conforme sea pensando en el torneo que viene, y en la Libertadores del año venidero. Hay con qué.
Siempre es lindo ver a Colo Colo ganar, pero esperábamos más, esa es la verdad. Aunque ver que se batalló hasta el final, me tranquiliza. A descansar señores, y a preparar un resto de 2015 que hay que ir con todo, y siempre pensando en grande. Es el equipo que llevamos en el corazón, y hoy necesita mucho de nosotros.
¡GRANDE COLO COLO!
