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Querido Arturo:
¿Qué hiciste? ¿Por qué lo hiciste? ¿En qué estabas pensando? ¿Es que acaso no te hemos dado suficiente apoyo? Ya no puedo más..
Me encantaría partir estas palabras con una felicitación o con un agradecimiento, pero lamentablemente no me siento así. Quizás poco te interese lo que a mi me pase, y lo entiendo, pero no puedo quedarme con todos estos sentimientos guardados y deseo plasmarlos en un recuerdo imborrable, porque ya no puedo más…
Hoy desperté con una sensación amarga, preguntándome por qué siempre nos pasa lo mismo. Lejanos y en un baúl con siete llaves estaban guardados los recuerdos del bautizazo y cuanta indisciplina más, pero hoy reviví todo eso por tu culpa. Sí Arturo, porque eres culpable, aunque a muchos no les guste.
Ya no puedo más. Pienso en cuanto joven futbolista en cada partido de la selección sueña con vestir algún día tu camiseta, con defender a la selección y llegar a lo más alto que el mundo del futbol nos pueda dar… pero oye, tú te ganaste ese lugar y eso no lo puedo negar. Te ganaste con creces la camiseta de titular, el puesto de líder, el nombre de crack. Y lo eres, no por cometer un delito se te olvidará jugar a la pelota, lo sé. Pero Arturo, ya no puedo más..
Quiero confesarte que esperaba y deseaba con el corazón que fueras marginado de la Copa América. No porque tenga algo en contra tuya, sino porque mi –quizás- resentido corazón aún no entiende que en este país nunca se haya castigado de forma ejemplar la indisciplina. Hubo uno que un día trato de hacerlo, y terminó por otras razones siendo despedido… tu sabes quién es.
Como te iba diciendo Arturo, ya no puedo más. Ésta es tu segunda oportunidad, ya habías pedido disculpas por la misma razón y muchos lo olvidamos porque demostraste querer hacer historia. Jugaste el mundial con una pierna menos, y fue tremendo. Pero viejo, eso no te da chipe libre, quiero creer que lo sabes.
Me fallaste, porque pase lo que pase no sé si algún día entienda que ibas a llegar copeteado a la concentración… otra vez. Me fallaste porque estaba segura que todos habían madurado y su compromiso con la selección era dentro y fuera de la cancha. Pero qué te importa a ti, si a mí no me debes nada. Y tienes razón, si al final cada uno ve lo que hace con su vida.
Rey, tu sabes lo que es ser grande porque naciste en Colo Colo, el club de tus amores. Fuiste tricampeón, y eras un cabro chico. No te imaginabas que después de jugar en el Estadio Monumental llegarías a la final de una Champions League. Lo soñabas, cierto? Estoy segura que si. En Colo Colo siempre nos han enseñado a lucharla, a no bajar los brazos, a estar en las buenas y en las malas. Asi que perdón, te fallé yo también. Pero imagino que sabes mis razones, y es porque no puedo más.
Ya no puedo más de indisciplinas, de no ganar nada, de jugar como nunca y perder como siempre. Arturo, te lo juro, ya no puedo más. Llevamos tanto tiempo ilusionados! Cuánto nos costó que la selección fuera centro de talento y dedicación y no de farándula llena de modelos… no puedo más.
Hoy tienes en tus manos la oportunidad de revertir algo importante, a pesar de que muchos no olvidaremos el incidente, en tus manos está ser recordado por algo grande, por ponerle el pecho a las balas, asumir y ser el guerrero colocolino que siempre has sido. Te lo pido de corazón, porque ya no puedo más.
Dejo de lado en estas últimas palabras toda la rabia y la pena, porque no tengo otra opción. Las decisiones ya están tomadas y hoy formas parte de los 23 elegidos para cambiar la historia. No sé por qué, no sé en qué estabas pensando, y no quiero saber. Quiero que tomes tus lágrimas, tu arrepentimiento, tu vergüenza y las transformes en fuerza. No se vienen momentos fáciles Arturo, serán partidos duros… pero yo sé que pueden.
Por todos aquellos que no te dejaron solo, por los que perdonan y olvidan, también por los que necesitan un triunfo para olvidar este mal día y sin duda, por todos los que ya no podemos más… QUE LA COPA SE QUEDE EN CASA, CARAJO.
Me despido deseando que Gary te haya echado sus buenas elevás, porque es lo mínimo que te mereces… cariños Arturo, y vamos Chile!
